lunes, 19 de mayo de 2008

Transmisión de la rabia canina

La rabia canina se transmite a través de la saliva de un animal contaminado. Normalmente esto ocurre mediante una mordida, pero se han documentado algunos casos en que el virus de la rabia ha sido transmitido en partículas de aerosol flotando en el aire. Estos casos, sin embargo, son extraños y solamente han ocurrido en cuevas donde habitaban muchos murciélagos infectados.
El portador más común de rabia en todo el mundo es el perro, pero cualquier mamífero puede serlo. En ciertos lugares, los gatos son portadores más frecuentes que los perros.

Los animales silvestres también pueden ser portadores del virus de la rabia y, como tales, pueden transmitirla a los animales domésticos o al hombre. Los murciélagos, mapaches, zorrillos y zorros son portadores comunes del virus de la rabia.
Se sabe que el virus de la rabia no dura mucho fuera de un cuerpo con vida. Se ha reportado que puede permanecer activo en carcasas de animales hasta 24 horas, pero no más.
Síntomas y diagnóstico de la rabia canina
El virus de la rabia tiene diferentes tiempos de incubación en diferentes especies y produce tres fases de síntomas característicos, aunque no siempre se presentan todas las fases. Si bien todos los mamíferos son susceptibles a la rabia, se sabe que los zorrillos pueden ser portadores asintomáticos en algunos casos.
Los síntomas de rabia en perros suelen aparecer entre tres y ocho semanas después del contagio. Sin embargo, se han reportado casos de incubación más largos, de hasta seis meses.
En los humanos, los síntomas suelen aparecer entre tres y seis semanas después de la infección, pero también se han reportado casos de incubación más larga.

Prevención y tratamiento de la rabia canina
No existe ningún tratamiento para la rabia una vez que se han presentado los síntomas.

En estos casos, el individuo afectado está condenado a la muerte.
Sin embargo, sí existen vacunas efectivas para prevenir la enfermedad.

Todos los perros deben ser vacunados contra la rabia cuando aún son cachorros. La vacunación se debe repetir periódicamente y el tiempo entre vacunas depende de la vacuna empleada y de la incidencia de la enfermedad en la zona. Existen vacunas que se aplican cada año, otras que se aplican cada dos años y otras que se aplican cada tres años. En todo caso, el programa de vacunación debe ser establecido por el veterinario.

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